lunes, 22 de agosto de 2011

DANIEL LUQUE INDULTA UN TORO Y ANIMA LA FERIA DE CUENCA

La tarde de hoy comenzaba con los mismos derrotes que la de ayer. Flojeza en los astados de José Vázquez y poco que hacer por parte de los toreros a pesar de mostrar todo su ínterés. Sin embargo, todo cambió con el último de la tarde, al ser indultado por Daniel Luque, quizá con demasiada euforia por parte del público o quizá por méritos del propio toro y del propio torero.

Foto: Ángel Álvarez
"El Cordobés" comenzaba la terna fiel a su estilo aunque bien es cierto que no hubo "salto de la rana", pero es que no podía ser debido a la falta de colaboración de los astados. Sin embargo, el público quiso agradecer su esfuerzo y tesón concediéndole una oreja en su primero. Su segundo en suerte, imposible, "quitó" las ganas al diestro que no pudo hacer nada por agradar al público.

Foto: Ángel Álvarez
César Jiménez estuvo muy bien con sus dos toros, sacando pases de "donde no los hay" y en todo momento totalmente voluntarioso y con ganas. Su inicio de faena de rodillas en su primero, levantó grandes aplausos entre los aficionados, a los cuales respondíó el diestro con bonitos lances variados cambiando de mano en varias ocasiones. Lástima que fallara con la espada. Su segundo toro fue devuelto a los corrales al partirse un pitón rematando en tablas. El sobrero, de muy buena presentación, no le dio opciones de lucirse y terminó su faena volviendo a fallar reiteradamente con la espada, lo que produjo que se marchara de la Plaza sin tirunfo alguno.

Foto: Ángel Álvarez
Daniel Luque venía con ganas a Cuenca y lo demostró desde el inicio de la lidia. Con su primero trató de asentarse en la Plaza arrancando varias tandas de gran belleza, aplaudidas por el respetable, pero terminando la suerte fallando con la espada. Sin duda alguna, su actuación en Cuenca quedará marcada por su faena con el último de la tarde, "Carcelero" de nombre. Un toro noble que quizá le faltara un atisvo más de casta, bravura y trasnmisión para ser merecedor del indulto solicitado por gran mayoría de los aficionados y concedido por el Presidente al sacar el consabido pañuelo naranja.  Luque entendió al toro en todo momento, dejándole la muleta y cuidándolo en cada embestida, lo que provocó la posibilidad de realizar diferentes tandas de muletazos. El torero preguntaba dudoso y receloso si matar o no al morlaco al escuchar al público, el Presidente confirmaba ejecutar la suerte y el respetable lo recriminaba una y otra vez con sus pitidos y pañuelos ondeando vigorosamente hasta que se consiguió lo deseado, ver el color naranja del pañuelo que perdona la vida a la res.

La tarde terminó, sin embargo, con cierto aire de discrepancia en los aledaños de la Plaza. Voces a favor del indulto, voces en contra, como mucho faena de dos orejas o vuelta al ruedo, desmesura o triunfo merecido, ... En definitiva, intercambio airoso de opiniones entre el aficionado conquense. Quizá esta sea la salsa de tauromaquia que anime lo que resta de Feria. Ya veremos.

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